Para manejar una relación después de un divorcio y restaurarla, es crucial priorizar la sanidad en pareja e individual, esto implica reconocer y procesar los sentimientos, mejorar la comunicación, aprender de los errores pasados, redefinir el espacio personal y, a la vez, fomentar la conexión física y emocional con la otra persona, trabajando juntos hacia nuevas metas comunes.